miércoles, 18 de noviembre de 2009

Odio Familiar

Después de un tiempo sin publicar nada, dejo esta nueva historia (esta con titulo y todo) y anuncio que ya tengo casi preparado el segundo capitulo del relato medieval

Prologo

El despertar fue un momento extraño, el techo de un intenso blanco reflejaba aun más la luz del fluorescente haciendo que tuviera que cerrar los ojos para no cegarme; al intentar girarme para poder escapar de la cegadora luz, me encontré con mi pierna atrapada por una televisión de plasma que había atravesado de una patada; al levantar la cabeza y mirar a los lados me encontré con una habitación destrozada: una mesa rota en pedazos, un sofá volcado, cuadros rasgados, mierda esparcida por el suelo…¿y eso era un bidet clavado en la pared? Extraña situación, pero no era el peor de mis despertares; desde que el alcohol y yo habíamos empezado nuestra relación mis mañanas eran alocadas situaciones como estas, aunque espero que esta vez no aparezca alguna prostituta gritando que no la había pagado todavía y que había perdido toda una noche de trabajo o alguna yonki intentado arrancarme hasta las muelas para sacarse más dinero del que ya le había dado para poder chutarse hasta que la heroína le acabase saliendo por los poros.

Debiera mandar a la mierda al alcohol, pero claro, cada noche me llamaba, podía oírle claramente en mi cabeza diciéndome que como era capaz de pensar si quiera en abandonarle, con los buenos momentos que pasábamos juntos, que nadie me hacia olvidar las penas como él y que como podría vivir sin ahogar ese sentimiento de culpa y angustia que me atenaza cada vez que intentaba si quiera recordar el pasado. Después de esos argumentos como se puede abandonar a un amante que te llama todas las noches desesperado diciendo que te necesita tanto como tu le necesitas a él, yo desde luego no.

Tras unos momentos de descanso y sin escuchar ningún grito ni notar ninguna mano registrándome –gracias a Dios, una mañana tranquila-comienzo la ardua tarea de sacar la pierna del televisor; en el proceso me hago un corte con los cristales bastante profundo dejándolo todo perdido –mierda, como escuece joder- exclamo, mientras voy dejando un reguero de sangre al acercarme al baño para usar una toalla como venda.
Una vez bien apretada la toalla me mojo la cara para despejarme y me contemplo en el espejo, mi cara duele solo con verla -¿Qué cojones paso anoche?-le pregunto al espejo esperando una respuesta que nunca llega, dejando las preguntas para otro momento salgo a contemplar la habitación buscando algo que me ayude a esclarecer la situación, proceso que cada vez es más recurrente en mi vida. Tras un primer vistazo me encuentro que junto al lugar donde comienza mi reguero de sangre hay manchas oscuras bastante parecidas dirigiéndose al sofá volcado, al acercarme me encuentro a un hombre de mediana edad, con las tripas abiertas y esparcidas y un cuchillo clavado en la cabeza. Tras un segundo de estupefacción lo único que sale de mi boca son elocuencias dignas de Shakespeare –Mierda, mierda, mierda, ¿Qué coño he hecho?-

Tras esas perlas literarias me fijo más en el cadáver y me doy cuenta de que formando un bulto a un lado están mis ropas y que yo voy con un traje que esta hecho un asco, con sangre y cortos por todas partes, no me había fijado en ello antes por culpa de la resaca pero ahora la realidad me estaba explotando en la cara y casi prefería haberme quedado durmiendo con la pierna atravesada en la televisión. A pesar de mis ganas de no hacer nada por la magnitud de lo que me acabo de encontrar me obligo a pensar -¿Qué hago?, ¿me deshago del cadáver?, ¿llamo a la poli?, ¿Qué hago joder? ¿Qué hago?-Tras un tiempo que me pareció un siglo pero que probablemente fuera un instante hago lo único sensato que puede hacer alguien con mi pasado, algo que no quería volver a hacer nunca pero que en esta situación no queda más remedio, llamo a mi padre

-¿Papa?

-Vaya menuda sorpresa, ¿ya no estas cabreado?

-Tengo un problema

-Lo suponía

-¿Y eso?

-Porque ibas a llamarme sino. Te tengo que recordar que me repudiaste y llevas 5 años sin hablar conmigo

-Vale, claro, tienes razón

-¿Cuál es el problema?

-Me he despertado de una borrachera con un muerto al lado

-Pues si que es un problema, ¿y que quieres que haga?

-Ya sabes cual es el procedimiento así que simplemente dime que es lo que quieres

-Ya sabes lo que quiero

-No voy a volver

-Entonces apáñatelas

-¿Así es como me vas a tratar a pesar de que he acudido a ti?

-Eres un alcohólico que ha repudiado a su familia por algo que no fue culpa nuestra y que llamas solo porque por ser quien eres la policía no dudaría ni dos segundo en encerrarte y tirar la llave, eso si no les da por enviarte a la cámara de gas

-¡¿Qué no fue culpa…?! Dejémoslo vale. Acepto tu propuesta

-¿Sabes donde estas?

-Ni puñetera idea

-Deja que continúe la llamada, are que alguien la localice

-Vale

-Bienvenido de nuevo hijo

Colgué el teléfono sin contestar. En menudo lío me había metido, de vuelta en el negocio familiar y todo por culpa de un gilipollas que ni siquiera se quien es y ni siquiera se porque le mate. Tras esos pensamientos la rabia me empieza a inundar sin poder remediarlo-Por tu puta culpa, gilipollas, tengo que volver con la gente que provoco que muriera mi familia-le digo mientras reviento a patadas su ya maltrecha cabeza hasta que el dolor de la pierna cortada me hace caer al suelo; es en ese momento cuando ya no lo aguanto más y las lagrimas empiezan a aflorar.
Así fue como me encontró el equipote limpieza enviado por mi padre

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